sábado, 8 de octubre de 2022

3. EL LIBRO BLANCO DEL DOCENTE

En la actual entrada realizaremos una breve crítica a las ideas que J.S. Marina plasma en su obra El libro blanco del docente, como bien informa el título, basándonos en la introducción de la misma. 

Según lo expuesto por el autor en los primeros compases de su escrito, el libro blanco del docente aspira a ser una suerte de guía de como ha de ser el docente ideal que sea capaz de estar a la altura de las circunstancias actuales. Para esto también realiza un vago esbozo del sistema educativo en el que se enmarca la función del profesorado, señalando pues las deficiencias del mismo, y los objetivos a los que debe de aspirar. El sistema educativo contemporáneo ha de ser capaz de formar a alumnos con las competencias necesarias para adaptarse a las cambiantes condiciones del siglo XXI. Han de ser personas duchas en lo digital, con capacidad de crítica feroz y con la facilidad para adaptarse a una situación de cambio constante sin quedarse por el camino. 

El problema que aquí encuentro es que< aunque se pinte de objetivo, esto no es más que un ideal completamente desconectado de la realidad y que solo aspira al mero elitismo clasista propio del sistema educativo. Esto se deriva directamente de la concepción que Marina da del propio sistema educativo que, a fin de cuentas, elude a los mismos valores expuestos en las líneas inmediatamente anteriores. Definir el sistema educativo y analizarlo de forma aislada al resto del conglomerado social, como se pretende en esta obra, solo lleva a equívocos en el mejor de los casos o a mentiras deliberadas en este. 

El sistema educativo no es sino una institución concebida como la fábrica de mano de obra cualificada requerida por parte del capital. A su vez también cumple la función de inculcar en los individuos una normatividad específica en todos los ámbitos. En ambos casos el rédito de la educación es para el capital, no para el alumnado. 

Así pues, pretender que la educación sea el hogar del conocimiento o que sea capaz de formar a sus asistentes para ser ciudadanos libres, no es sino el discurso que maquilla el engranaje que genuinamente existe. La escuela solo buscar preparar a los alumnos para la posterior vorágine del sistema productivo usualmente llamado "mundo laboral". Si la educación ha sufrido cambios en su metodología u objetivos desde su nacimiento, es por que esta se ha visto sometida a los mismos cambios que ha tenido que realizar el capital para salvaguardar su supervivencia de lo forma más eficiente posible. 

En base a toda esta explicación, el docente no deja de ser el gurú que se encarga de la tarea de asegurar que la institución cumple con su cometido y acompañar al alumno en su camino a convertirse en trabajador.

1 comentario:

  1. ¡Hola, Óscar! Me ha gustado mucho cómo has expuesto tu opinión. En teoría, el sistema debe formarnos como personas, no solo como trabajadores, aunque como bien has dicho, el objetivo se aleja de la realidad. Desde tu punto de vista: ¿hasta qué punto crees que puede influir el docente para intentar salvar esa diferencia entre trabajadores y personas?

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