Que tal estáis todos. Hoy os traigo un nuevo post a este mi blog en que tenía pensado comentar un poco cuales creo son algunas de las características que ha de tener un tutor ideal para realizar de la mejor forma posible su labor.
Pensándolo hace poco, llegue a la conclusión de que un buen profesor ha de ser ducho en su especialidad y conocer en profundidad sus contenidos, como es lógico. Pero no considero que esto haga a un profesor mejor profesor, esto es la base de la docencia. En cambio, creo que es a la hora de transmitir estos conocimientos, en el modo de enseñar, donde se dibuja la diferencia entre un buen y un mal tutor.
De veras pienso que para poder ser un buen tutor, has de tener otras cualidades que te permitan explicar y sobre todo, conseguir que tus alumnos interioricen los contenidos que pretendes explicar de una forma velada. No el contenido por el contenido, sino el contenido mediante otras aptitudes.
Un buen tutor ha de ser sobre todo empático creo yo. Ha de conocer a sus alumnos más allá de sus nombres. Saber cuales son las fortalezas de cada uno para poder usarlas a su favor a la hora de dar clase. Explicar su asignatura a través de ejemplos, puestas en práctica que tengan que ver con la actualidad y usando actividades que permitan aprender de una forma menos magistral de lo que se viene haciendo. Así pues de esta forma, puede parecer que los contenidos pasan a un segundo plano, son menos relevantes, pero no. Los contenidos siguen gozando de la misma importancia, lo único es que mediante estas cualidades, ponemos más el foco en el canal y el estilo de transmisión para conseguir mayor efectividad. El estilo es aquí lo que hay que cuidar, el estilo lo es todo.
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